Ronald S. Lauder toma la palabra en la Conferencia del Jerusalem Post e insta a Israel a no olvidarse de la próxima generación
La 7a. Conferencia Anual del Jerusalem Post reúne a líderes de la política, la empresa y los medios israelíes y estadounidenses
NUEVA YORK, 30 de abril de 2018 /PRNewswire/ -- El domingo, Ronald S. Lauder instó a Israel a forjar lazos más estrechos con la próxima generación de la diáspora judía. Durante la 7a. Conferencia Anual del Jerusalem Post, y ante una audiencia formada por líderes estadounidenses e israelíes de la política, la empresa y los medios, Lauder afirmó que Israel está frente a una encrucijada en términos de su capacidad para ser un actor global importante y animó al país a educar y acoger a los miembros no ortodoxos de la fe para no rezagarse.
"Tenemos que recordar que somos un solo pueblo", dijo Ronald S. Lauder. "Desde el más ortodoxo hasta el más laico, desde el más liberal hasta el más conservador, somos hermanas y hermanos unidos por un objetivo en común: la supervivencia y la prosperidad de Israel y del pueblo judío".
El Sr. Lauder es presidente del Congreso Judío Mundial desde el año 2007. Este es el tercer año que preside la conferencia del Jerusalem Post.
La Conferencia Anual del Jerusalem Post reúne a importantes personalidades políticas israelíes y estadounidenses, parlamentarios y representantes del gobierno de Israel, representantes de los dos partidos del Congreso de los Estados Unidos y decenas de figuras destacadas de la empresa, la comunidad y los medios.
Texto completo del discurso preparado por el Sr. Lauder:
Muchas gracias, Yaakov.
Como algunos de ustedes saben, diez adolescentes israelíes, jóvenes brillantes que se preparaban para servir en el Ejército, con toda la vida por delante, perecieron el jueves por las inundaciones en el sur de Israel. En la pantalla que hay a mis espaldas pueden verse las fotos de las diez víctimas. Quiero leer el nombre de cada una de ellas y pedirles luego que me acompañen en un minuto de silencio.
De pie, por favor.
Tsur Alfi
Ella Or
Shani Shamir
Yael Sadan
Ma-ayan Barhoom
Romi Cohen
Agam Levy
Gali Balelee
Adi Ranen
Ilan Bar Shalom
Muchas gracias. Que su recuerdo sea una bendición.
Es un honor para mí ser presidente de esta conferencia por tercer año consecutivo. Gracias, Eli Azur, por organizar tan impresionante evento. Hoy contamos con algunos grandes oradores y sé que todos ansiamos escucharlos. Nos acompañan también importantes ministros israelíes: Avigdor Liberman, Israel Katz, Yoav Gallant, Gila Gamliel y Tzachi Hanegbi. Además, están con nosotros el ex primer ministro Ehud Olmert, el exministro de educación Gideon Saar, Lindsey Graham, uno de los senadores republicanos más respetados y gran defensor del estado judío, y el gran senador demócrata Ben Cardin, que ha mostrado un increíble liderazgo en la lucha contra la campaña BDS.
Hay también embajadores, académicos y líderes empresariales, entre ellos, mi gran amigo Charles Bronfman, que ha dedicado su vida a fortalecer los lazos entre Israel y la diáspora. Es un grupo verdaderamente notable.
Hace un par de semanas celebramos el 70o. aniversario de la creación del Estado de Israel. En toda la Tierra de Israel, desde Haifa hasta Beerseba y Eilat, las calles estaban llenas de banderas de color azul y blanco, y la gente cantaba y bailaba mientras brindábamos por la fortaleza y la supervivencia de Israel. Pero no era solo un día de regocijo. Era también un día de reflexión.
En este momento Israel se encuentra ante una encrucijada. Tiene dos opciones: seguir siendo una potencia clave en Medio Oriente o convertirse en una fuerza global mayor.
Creo que Israel elegirá ser un verdadero protagonista global, pero, antes de ello, necesita dos cosas: en primer lugar, tiene que cambiar su imagen, y en segundo lugar, necesita aliados en cada país.
El primer lugar para buscar aliados es la diáspora. El problema es que la diáspora de hoy no es la misma que la de mi generación o la de mis padres. Mi generación cree totalmente en Israel. Nuestro vínculo con Israel es indestructible.
Pero son demasiados los miembros de la generación más joven que le están dando la espalda a Israel. Tenemos que preguntarnos por qué, y qué puede hacerse para revertirlo.
Creo que estamos decepcionando a la generación actual de dos formas. La primera es la educación y nuestro fracaso en contar la verdadera historia de Israel. No estamos haciendo lo suficiente para enseñar a los jóvenes qué significa ser judío y para mostrarles la grandeza de Israel.
Esta misma semana, uno de los oradores de hoy, el embajador Dani Dayan, fue abucheado y hostilizado por manifestantes BDS mientras hablaba en la Universidad de Siracusa. Eso es un ultraje. ¿Pero saben qué es lo que más me molesta? Que al leer sobre el incidente, no vi que se hablara de nadie que hubiera salido en defensa de Israel. Y eso es una vergüenza.
Permítanme preguntarles algo: ¿qué habría sucedido si el acosado hubiera sido un líder negro, en vez de un judío? ¿O si hubiera sido un líder musulmán? ¿O un líder de una minoría? Habría sido noticia de primera plana. Pero cuando se trata de un judío, un israelí, nadie alza la voz. La complicidad es aterradora. El silencio es ensordecedor.
No hay duda: en este país tenemos una doble moral. Y tenemos que acabar con eso de una vez por todas. Incidentes como el de Siracusa tienen que ser una llamada de atención. Si no hacemos algo, corremos el riesgo de perder a toda una generación de judíos por la propaganda y el odio contra Israel.
Y no es solo un problema aquí, en los Estados Unidos. Como presidente del Congreso Judío Mundial, he estado en 40 países que representan el 97% de los judíos del mundo, y en todos pasa lo mismo.
Entonces ¿qué debemos hacer?
En primer término, Israel tiene que dedicar recursos sustanciales a contar su historia. Por razones políticas, el dinero destinado a la Hasbará ha sido utilizado por otros ministerios. Imaginen qué sucedería si Israel comprara un avión F-16 menos y utilizara ese dinero para la Hasbará. ¡Qué distinto sería!
Al mismo tiempo que Israel destina cada vez menos dinero a las relaciones públicas, nuestros enemigos gastan cada vez más. Dedican millones de dólares a entrenar agentes antiisraelíes en el arte de la persuasión y la propaganda. Y envían a esos agentes altamente capacitados a campus universitarios a difundir mentira tras mentira sobre Israel para mostrar una mala imagen de los judíos y avivar el fuego del antisemitismo. Hoy, más que nunca antes, están teniendo éxito. Están convenciendo a nuestra juventud de que Israel es un estado indeseable, malvado, segregacionista.
¿Y qué hace Israel en respuesta? Nada. ¿Refuta acaso estas mentiras? No. Se mantiene en silencio. Permite que sus enemigos nos definan.
En muchos sentidos, el Congreso Judío Mundial actúa como ministerio del exterior de Israel. Eso es bueno, porque Israel es probablemente el único país del mundo que no tiene hoy su propio Ministerio de Relaciones Exteriores. El Congreso Judío Mundial se esfuerza diariamente para contar a los jóvenes los hechos reales sobre Israel, y no la basura que llena las páginas de Facebook. No podemos hacer mucho más solos. Para llegar mejor a los judíos más jóvenes, necesitamos ayuda. Necesitamos ayuda de ustedes y necesitamos ayuda de Israel.
El segundo paso para forjar un vínculo más estrecho entre Israel y la próxima generación de la diáspora judía requiere que Israel se replantee qué significa ser judío.
Cuando Herzl soñó con un estado judío, jamás imaginó el tipo de monopolio religioso que existe actualmente en Israel. Hoy los ultraortodoxos dominan la política israelí. Sé que están convencidos de que están haciendo lo necesario para proteger la religión judía, y eso es digno de encomio. Sin embargo, lo que en realidad están haciendo es alejar a toda una generación de judíos jóvenes laicos.
La semana pasada conocí a un padre de cuatro hijos que lleva 25 años casado. Su esposa se convirtió antes de casarse, pero por entonces vivían en el Medio Oeste y no había allí rabinos ortodoxos para efectuar la conversión. Por eso, su esposa estudió con un rabino conservador durante seis meses y se hizo judía. Junto a su esposo, construyeron un hogar judío. Observan juntos las festividades judías. Están orgullosos de su identidad judía. Y sus hijos están aún más orgullosos. Pero hace poco el hombre se enteró de que, en Israel, sus cuatro hijos y su esposa no son considerados judíos. Está desconsolado. Ama Israel, pero no se siente querido allí.
Una y otra vez escucho historias como esta.
En lugar de alejar a estos judíos, tenemos que acogerlos. Tenemos que recordar que somos un solo pueblo. Desde el más ortodoxo hasta el más laico, desde el más liberal hasta el más conservador, somos hermanas y hermanos unidos por un objetivo en común: la supervivencia y la prosperidad de Israel y del pueblo judío.
Soy optimista. Me he reunido con líderes de toda la región y del mundo, y creo que los mejores días de Israel están por llegar. Y creo que con Donald J. Trump, el presidente más proisraelí de la historia de los Estados Unidos, la paz es posible y está a nuestro alcance. Todos agradecemos al presidente Trump por su valentía histórica al trasladar la embajada de los Estados Unidos a Jerusalén.
Israel tiene que entender que necesita a la diáspora. Y la próxima generación de judíos de la diáspora tiene que entender que necesita a Israel.
Hagamos todo lo posible por educarlos, por ayudarles a entender la grandeza de Israel y la grandeza del judaísmo. Que sientan el orgullo que nosotros sentimos. Y trabajemos todos juntos, israelíes y judíos de la diáspora, como un solo pueblo.
Quisiera terminar mostrándoles un breve video. En las 35 escuelas que gestiono en Europa Central y Oriental, hemos educado a 35.000 estudiantes en los últimos 30 años. Los alumnos van desde los semilaicos hasta los ortodoxos modernos, pero en el video que están a punto de ver no podrán advertir la diferencia. Lo que verán en los rostros de estos niños es un sentimiento de orgullo compartido. Ese es el orgullo que debemos inspirar en todos los judíos, en toda la diáspora.
Y ahora permítanme cantar una canción de amor llamada "Hatikva". De pie, por favor.
Sueño con que un día todos los niños judíos del mundo conozcan la letra de esta hermosa canción.
Dios los bendiga. Dios bendiga a los Estados Unidos. Y Dios bendiga al estado judío de Israel.
Para ver un video del discurso, visite http://bit.ly/2JBYOxW.
Para más consultas, comuníquese con Michal Grayevsky, asesor principal de Ronald S. Lauder: [email protected].
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FUENTE Mr. Ronald S. Lauder
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